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La ciudad de Dios

cuales, sin embargo, no por eso las fuerzan á que mueran? Luego el dolor no es argumento necesario y concluyente de que han de morir.



CAPÍTULO IV

De los ejemplos naturales.


Por lo cual si, como lo escriben los que han indagado y examinado la naturaleza y propiedades de los animales, la salamandra vive en el fuego, y algunos montes de Sicilia, bien conocidos por sus erupciones y volcanes, ardiendo en vivas llamas, hace ya mucho tiempo, y continuando con la misma fuerza, permanecen, sin embargo, íntegros en su mole, nos son testigos bien idóneos de que no todo lo que arde se consume. La misma alma nos manifiesta con toda evidencia que no todo lo que puede sentir dolor puede también morir. ¿Para qué, pues, nos piden ejemplos de las cosas naturales, á efecto de que les demostremos no ser increible que los cuerpos de los condenados á los tormentos eternos, no pierden el alma en el fuego, sin mengua ni menoscabo arden, y sin poder morir padecen dolor? Porque entonces tendrá la substancia de esta carne tal calidad concedida por la mano poderosa de aquel que tan maravillosas y varias las dió á tantas naturalezas como ve—.mos, que por ser.tantas en número no nos causan admiración. ¿Y quién si no Dios, Criador de todas las cosas, dió á la carne del pavo real muerto la prerrogativa de no podrirse ó corromperse? Lo cual, como me parecíese increible cuando lo oí, sucedió que en la ciudad de Cartago nos pusieron á lá mesa una ave de ..