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La ciudad de Dios

el espíritu de gracia y misericordia, por haber perseguido, mofado y ultrajado á Cristo en su pasión, cuando volvieren los ojos á él y le vieren venir en su majestad, y conocieren que aquel á quien cuando le vieron primero abatido y humillado le escarnecieron y burlaron sus padres. Aunque también los mismos padres, los autores de aquella tan execrable tragedia resucitarán y le verán, mas para ser castigados, no para ser corregidos. Así, pues, se debe entender que se refiere á ellos, donde dice: «Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén el espíritu de gracia y misericordia, y volverán los ojos á mí porque me ultrajaron», sino que de su linaje y descendencia vendrán los que en aquel tiempo por Elías han de creer. Pero así como dijimos á los judíos: vosotros matásteis á Cristo; aunque este erimen no le cometieron ellos, sino sus padres, así también éstos se dolerán y les pesará de haber hecho en cierto modo lo que hicieron aquellos de cuya estirpe ellos descienden; y aunque habiendo recibido el espíritu de gracia y misericordia, siendo ya fieles, no serán condenados con sus padres que fueron impíos, con todo, se dolerán como si ellos hubieran perpetrado el execrable crimen que sus padres cometieron. No se dolerán, pues, porque les remuerda la culpa del pecado, sino que sentirán con afectos de piedad.

Y en realidad de verdad, donde los Setenta intérpretes dijeron: y volverán los ojos á mí porque me ultrajaron, lo traducen del hebreo así: et aspicient ad me, quem conficerum, «y volverán los ojos á mí á quien enclavaron, con lo que con más claridad se representa á Cristo crucificado; aunque aquel insulto, ultraje y escarnio que quisieron mejor poner los Setenta, no faltó tampoco al Señor en todo el curso de su pasión, porque le escarnecieron y ultrajaron cuando le prendieron, cuando le ataron, cuando le condenaron á muerte,

Tomo IV.
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