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San Agustín

Dios, no se deduce que se entienda Cristo, mediante é que el Señor Dios es el Padre, lo es el Hijo y lo es el Es píritu Santo; luego tampoco este punto nos conviene dejarle sin examen. Primeramente manifestaremos cómo Jesucristo habla como el Señor Dios en los libros de los profetas, y, sin embargo, se expresa evidentemente Jesucristo, para que asimismo, cuande no se expresa así, y, con todo, se dice que ha de venir á aquel juicio final el Señor Dios, se pueda entender Jesucristo.

Hay un pasaje en el profeta Isaías que claramente nos muestra lo mismo que digo, y en él dice Dios por su profeta (1): «Escuchadme, Jacob é Israel, á quien yo he puesto este nombre. Yo soy el primero, y soy para siempre. Mi mano fundó la tierra y mi diestra estableció el cielo. Los llamaré y acudirán juntos, se congregarán todos y oirán. ¿Quién hay que haya dicho esto?

Como te amaba hice tu voluntad sobre Babilonia, de conformidad que quité de allí el linaje de los Caldeos. Yo lo dije y yo le llamé, y yo le traje y le di buen viaje.

Llegaos á mí, y escuchad lo que digo. Desde el principio nunca dije ó hice una sola cosa á escondidas; cuando se hacían, allí estaba yo; y ahora mi Señor me envió y su Espíritu». En efecto; él es el que hablaba como Señor Dios, y, sin embargo, se entendiera Jesucristo si no añadiera «y ahora mi Señor me envió y su Espíritu». Porque esto lo dijo según la forma de siervo, de cosa futura, usando de la voz del tiempo pasado, como se lee en el mismo profeta (2): «como una oveja le llevaron á sacrificar»; no dice le llevarán, sino que por lo que había de ser en lo venidero puso la voz del tiempo pasado. Y muy de ordinario usa el profeta de esta locución ó manera de explicarse.

(1) Isaías, cap. XLVIII, v. 12.

(2) Isaías, cap. LIII, v. 6.