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San Agustín

en su prójimo, porque cuando venga yo no destruya del todo la tierra».

Es muy común y recibido en la boca y corazón de los fieles que explicándoles la ley este profeta Elias, grande y admirable, han de venir á creer los judíos en el verdadero Cristo, es decir, en el nuestro, porque este profeta es el que se espera, no sin razón, que ha de venir antes que venga á juzgar el Salvador, y éste también, no sin causa, se cree que vive aun ahora, mediante á que fué al que arrebataron de entre los hombres en un carro de fuego, como expresamente lo dice la Sagrada Escritura. Cuando viniere éste manifestando á los judíos espiritualmente la ley, que ahora entienden carnalmente, convertirá el corazón del padre en el hijo, esto es, el corazón de los padres en los hijos, porque los Setenta intérpretes pusieron el número singular por el plural, y quiere decir, de suerte que así. también los hijos, esto es, los judíos, entiendan la ley como lo entendieron sus padres, es decir, los Profetas; entre quienes comprendía también al mismo Moisés, en atención á que se convertirá el corazón de los padres en los hijos, cuando se les enseñare á los hijos la inteligencia de los padres; y el corazón de los hijos en sus padres, cuando lo que sintieron los unos sintieren también los otros.

Aquí también los Setenta dijeron: «el corazón del hombre en su prójimo», porque son entre sí muy prójimos los padres y los hijos, aunque en las expresiones de los Setenta, los cuales hicieron su versión auxiliados é inspirados del Espíritu Santo, puede hallarse otro sentido, y éste más selecto, tal que se entienda claramente que Elías ha de convertir el corazón de Dios Padre en el Hijo, no porque hará que el Padre ame al Hijo, sino porque enseñará que el padre ama al hijo á efecto de que los judíos amen también al mismo que antes aborrecían, que es nuestro Cristo; pues ahora, en sentir de