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La ciudad de Dios

no tuvieron tiempo de procrear allí hijos, y que por lo mismo no se puede entender por aquel tiempo lo que dice: «como en los tiempos pasados y años primeros», omitiré esta cuestión por no verme precisado (lo que seria alargarme con demasía) á revolver y examinarlo todo, para que parte de esta doctrina la confirme la verdad manifestada; mediante á que se me ofrece á la imaginación otra inteligencia, para que no creamos que por particular beneficio nos promete el Profeta los tiempos pasados y años primeros de los sacrificios carnales, pues aquellas hostias y sacrificios de ley antigua, que de ciertas reses y animales sin defecto, ni género de vicio ni imperfección, mandaba Dios que se le ofreciesen en sacrificios, eran figura de los hombres santos, cual sólo se halló Cristo sin ningún género de pecado. Y por eso, después del juicio, cuando estarán también purificados con el fuego los que tuvieren necesidad de igual purificación, en todos los Santos no se hallará vestigio de pecado, y así se ofrecerán á sí mismos en justicia; de forma que aquellas hostias que vendrán á ser del todo sin tacha ni mancilla y sin ningún género de vicio ni imperfección, serán sin duda como en los tiempos pasados, y como en los años primeros, cuando en sombra y representación de esto que había de ser al tiempo designado, se ofrecían purísimas y perfectísimas víctimas; porque habrá entonces en los cuerpos inmortales y en el espíritu de los Santos la pureza que se figuraba en los cuerpos de aquellas hostias.

Después, por los que no merecerán la purificación, sino la condenación, dice: «Vendré á vosotros en juicio, y seré testigo veloz y pronto contra los impíos y contra los adúlteros, ete». Y habiendo indicado estos pecados dignos del último anatema, añade: «Porque yo soy el Señor vuestro Dios y no me mudo», como si di-