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La ciudad de Dios

una y otra palabra, la tierra, y arriba, de forma que haga este sentido, convocará el cielo arriba, y convocará la tierra arriba, me parece que no puede cársele otra inteligencia más conforme que la de que los hombres serán arrebatados y llevados por los aires á recibir á Cristo. Y que los llamó cielos por las almas, y tierra por los cuerpos, y discernir y juzgar su pueblo, ¿qué es sino mediante el juicio, apartar y dividir los buenos de los malos, como se suelen separar las ovejas de los cabritos? Después, dirigiéndose á los ángeles, dice: «Congregad á él sus justos»; porque sin duda tan grande negocio habrá de hacerse por ministerio de los ángeles. Y si preguntásemos y deseásemos saber qué justos son los que habrán de reunir y congregar los ángeles, dice que son los que disponen y ordenan el testamento, la ley de Dios y el cumplimiento de ella sobre los sacrificios. Esta es toda la vida de los justos, disponer el testamento de Dios sobre los sacrificios: porque ó las obras de misericordia están sobre los sacrificios, esto es, se han de preferir á los sacrificios, conforme á lo que dice Dios: Misericordiam magis volo, quam sacrificium, «más quiero la misericordia que el sacrificio», ó sobre los sacrificios entendamos en los sacrificios, como decimos que se hace una grande revolución sobre la tierra, lo que en efecto se hace en la tierra, en cuyo caso sin duda las mismas obras de caridad y misericordia son sacrificios muy agradables á Dios, como me acuerdo haberlo declarado ya en el libro X; en cuyas obras los justos disponen el pacto y testamento de Dios, porque las hacen por las promesas que se contienen en au Nuevo Testamento. Congregados aus justos, y colocados á su diestra, les dirá en el último juicio y final sentencia Jesucristo: Venite benedicti Patris mei, possidete paratum vobis Regnum & constitutione mundi: esurivi enim, et dedisti mihi manducare, «Venid, benditos de mi

Tomo IV.
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