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La ciudad de Dios

gre, como era el primer sacerdocio según el orden de Aarón, sino como convenía en el Testamento Nuevo, en el que Cristo es el Sumo Sacerdote según el orden de Melchisedech, vemos en la actualidad que conforme al mérito que á cada uno concede la divina gracia, se van eligiendo sacerdotes y levitas, quienes no por el nombre de sacerdotes, el cual muchas veces le alcanzan los indignos, sino por la santidad, que no es común á los buenos y á los malos, se deben estimar y ponderar.

Habiendo hablado así sobre esta evidente y clara misericordia que vemos que ahora comunica Dios á su Iglesia, les prometió también los fines, á los cuales ha de venirse á parar por el último y final juicio, después de hecha la distinción y separación de los buenos y de los malos, dicendo por el Profeta. ó diciendo del Señor, el mismo Profeta: «Porque así como permanecerá el cielo nuevo y la tierra nueva delante de mí, dice el Señor, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre, y mes tras mes, y sábado tras sábado, vendrá toda carne á adorar en mi presencia en Jerusalén, dice el Señor, y saldrán y verán los miembros de los hombres que prevaricaron contra mi. El gusano de ellos no morirá, y su fuego no se apagará, y será visión y abominación á toda carne». Así acaba este Profeta su libro, como así también acabará el mundo. Algunos no traducen los miembros de los hombres, sino cuerpos muertos de varones, significando por los cuerpos muertos la pena evidente de los cuerpos, aunque no suele llamarse cuerpo muerto sino el cuerpo sin alma, y realmente aquéllos han de ser cuerpos animados, porque de otra manera no podrían sentir los tormentos, á no ser que se entienda serán cuerpos muertos, esto es, de aquellos que caerán en la segunda muerte; por eso no fuera de propósito se pueden también llamar cuerpos muertos: como se entiende también la otra expresión