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La ciudad de Dios

cendidas del fuego; pues con fuego ha de juzgar el señor toda la tierra, y pasará á cuchillo toda la carne, y será innumerable el número de los que herirá el Señor», ya sea con fuego, ó con tempestad ó con cuchillo, ello significa la pena del juicio; supuesto que dice que el mismo Señor ha de venir como fuego, para aquellos se entiende sin duda, á quienes ha de ser penal au venida; y por sus carros, que los llamó en plural, entendemos incongruamente, los Ministros angélicos. En lo que dice que con fuego y cuchillo ha de juzgar toda la tierra y toda la carne, tampoco aquí debemos entender á los espirituales y santos, sino á los terrenos y carnales, de quienes dice la Escritura (1) «que saben y gustan de las cosas de la tierra (2), y que saber y vivir Begún la carne es muerte»; y á los que llama el Señor carne cuando dice (3): «No permanecerá mi espíritu en estos hombres, porque son carne». Lo que dice aqui: muchos serán los que herirá el Señor»; de esta herida ha de resultar la muerte segunda; aunque se puede también tomar en bien el fuego, el cuchillo y la herida, porque igualmente dijo el Señor que quería enviar fuego al mundo, y que se vieron sobre los discípulos lenguas como de fuego cuando vino el Espíritu Santo (4): «No vine, dice el mismo Señor, á poner paz en la tierra, sino el cuchillo». A la palabra de Dios llama la Escritura cuchillo de dos filos aludiendo á los dos Testamentos, y en los Cantares dice la Iglesia Santa que está herida de caridad, como si estuviera herida de las saetas del amor; pero como leemos aquí, ú oímos que ha de venir el Señor castigando, claro está cómo han (1) San Pablo, ep á los Filipenses, cap. III.

(2) San Pablo, ep. á los Romanos, cap. VIII.

(8) Génesis, cap. VI.

(4) San Mateo, cap. X.