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San Agustín

de diferentes maneras las cosas que al fin promete Dios á los Santos (1). «Habrá, dice, nuevos cielos y nueva tierra, no se acordarán de los pasados, ni les pasarán por el pensamiento, sino que en éstos hallarán alegría y contento: yo me regocijaré en Jerusalén, me alegraré en mi pueblo, y no se oirá más en ella voz alguna de llanto, etc.». Esta profecía intentan algunos espíritus carnales referirla á aquellos mil años ya insinuados; pues, conforme á la locución profética, mezcla las frases y modos de hablar metafóricos con los propios, para que la intención cuerda y diligente con un cierto trabajo útil y saludable, llegue al sentido espiritual; pero á la flojedad carnal ó la rudeza del entendimiento, que ó no ha estudiado, ó se ha ejercitado poco, contentándose con percibir la corteza de la letra, le parece que no hay que penetrar ni buscar más en lo interior. Y baste haber dicho esto sobre las expresiones proféticas que se escriben antes de este pasaje; pero en éste, de donde nos hemos apartado, habiendo dicho: «y vuestros huesos nacerán ó reverdecerán como nace y reverdece la hierba»; para manifestar que hacía ahora mención de la resurrección de la carne, pero sólo de la de los buenos, añadió: «y se conocerá la mano del Señor en los que le reverencian y sirven.» ¿Qué se denota aquí sino la mano del que distingue y aparta sussiervos y amigos de los que le despreciaron? A estos se reflere en lo que sigue: «Y su amenaza en los contumaces», 6, como dice otro intérprete, «en los incrédulos». Tampoco entonces amenazará, sino que lo que ahora dice con amenaza, entonces se cumplirá efectivamente, porque vendrá el Señor, dice, como fuego, y sus carros como tempestad, para mostrar el gran furor de su venganza, y el estrego que ha de hacer con las llamas en(1) Isaias, cap. LXV, v. 17.