arrinconarán, apretarán y encerrarán en las angustias de la tribulación. Y no desamparará su milicia, la que mereció que la llamasen con nombre de ejército.
CAPÍTULO XII
Sobre lo que dice que descendió fuego del cielo y los consumió (1), no debemos entender que éste es aquel último final castigo, que será cuando se les dirá: «Idos de mi, malditos, al fuego eterno», porque entonces ellos serán los que irán al fuego, y no el fuego el que veadrá del cielo sobre ellos. Aquí bien podemos entender por este fuego que baja del cielo la misma firmeza de los santos, con que han de resistir y no ceder á aus perseguidores, para hacer la voluntad de éstos, pues firmamento es el cielo, cuya firmeza los afligirá y atormentará con ardentísimo rencor y celo, por no haber podido atraer á los santos de Cristo al bando del Antecristo. Y éste será el fuego que los consumirá, el cual enviará Dios, porque por beneficio y gracia suya son invencibles los santos, por lo que rabiarán y se consumirán sus enemigos, en atención á que así como se toma el celo en buena parte, donde dice (2): «el celo de tu casa me consume», así, por el contrario, se toma en contraria acepción, esto es, en mala parte, donde dice (3): «ocupó el celo al pueblo ignorante». El fuego del cual aquí se habla consumirá á los contrarios, que (1) Apocalipsis, cap. XX, v. 9, (2) Salmo 68.
(3) Salmo idem.