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San Agustín

bros de un sacerdocio, á los cuales llama el apóstol San Pedro (1): «pueblo santo y sacerdocio real». Sin duda que, aunque brevemente y de paso, nos dió á entender que Cristo era Dios, diciendo sacerdotes de Dios y de Cristo, esto es, del Padre y del Hijo, pues así como por la forma de siervo se hizo Cristo hijo del hombre, así también se hizo sacerdote para siempre, según el orden de Melchisedech (2), sobre lo cual hemos discurrido en esta obra más de una vez.



CAPÍTULO XI

De Gog y de Magog, á quienes al fin del siglo ha de mover el demomio, ya suelto contra la Iglesia de Dios.


«Y cumplidos (3), dice, mil años, soltarán á Satanás de su cárcel y saldrá á engañar las gentes que habitan en los cuatro extremos de la tierra á Gog y Magog, y los traerá á la guerra, cuyo número será como las arenas del mar». Para obligarlos á esta guerra, los seducirá entonces, pues también anteriormente por los arbitrios que podía los engañaba, causándoles muchos y diferentes males. Y dice saldrá, esto es, de los ocultos escondrijos de los odios y rencores, saldrá en público á perseguir la Iglesia, siendo esta la última persecución, por acercarse ya el último y final juicio, que padecerá la Santa Iglesia en todo el orbe de la tierra, es decir, la universal Ciudad de Cristo, de la universal Ciudad del demonio en toda la tierra. Y estas gentes, que llama Gog y Magog, no deben tomarse como si fuesen algu(1) San Pedro, I ep., cap. II.

(2) Salmo 109.

(3) Apocalipsis, cap. XX, v. 7.