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San Agustín

fariseos», esto esa, que la virtud de aquellos que no observan lo que enseñan. Porque de los escribas y fariseos dice en otro lugar, «que dicen y no hacen», «si no fuere mayor vuestra virtud que la suya», esto es, de modo que vosotros no quebrantéis, sino que antes practiquéis lo que enseñáis, no entraréis, dice, en el reino de los cielos», donde se hallan ambos, es á saber, elque no guarda lo que enseña y el que lo guarda, aunque el uno sea mínimo y el otro grande. De una manera se entiende el reino de los cielos, donde entra el que observa exactamente lo que enseña y no lo practica, y el que practica lo que enseña, que es la Iglesia actual, y de otra donde se hallará sólo aquel que guardó los mandamientos, que es la Iglesia cual entonces será, cuando no habrá en ella malo alguno. Ahora también la Iglesia se llama reino de Cristo y reino de los cielos; y reinan también ahora con Crísto sus santos, aunque de otro modo que reinarán entonces. No reina con Cristo la cizaña, aunque crezca en la Iglesia con el trigo, porque reinan con él los que ejecutan lo que dice el Apóstol (1): «Si habéis resucitado con Cristo, atended á las cosas del Cielo, donde Cristo está sentado á la diestra de Dios Padre: buscad las cosas del cielo, no las de la tierra». Y de estos tales dice asimismo (2): «que su conversar, vivir y negociar es en los cielos». Finalmente, reinan con el Señor los que están de tal conformidad en su reino, que son también ellos su reino. ¿Y cómo han de ser reino de Cristo los que (por no decir otras cosas), aunque están allí hasta que se recojan al fin del mundo de su reino todos los escándalos, buscan sólo en este reino sus intereses, las cosas que son suyas y no las de Jesucristo?

(1) San Pablo, ep. á los Colosenses, cap. III.

(2) San Pablo, ep. & los Filipenses, cap. III.