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San Agustín

de juicio. Por eso dijo el Real Profeta (1): «Celebrarė, Señor, tu misericordia y tu juicio». De este juicio, prosigue diciendo (2): «Y le dió poder para juzgar, porque es hijo de hombre». Aquí nos declara que ha de venir á juzgar en la misma carne en que vino para ser juzoado; pues por eso dice porque es hijo de hombre; y enseguida añade á propósito de lo que tratamos (3): «No os maravilléis de esto, porque ha de venir hora en la cual todos los que están en las sepulturas han de oir la voz del Hijo de Dios, y saldrán y resucitarán los que hubieren hecho buenas obras, para la resurrección de la vida, y los que las hubieren hecho malas, para la resurrección del juicio». Este es aquel juicio que poco antes, como ahora, le puso por la condenación, diciendo (4): «El que oye mi palabra y cree á aquel que me envió, tiene vida eterna y no vendrá á juicio, sino que pasará de la muerte á la vida». Esto es, alcanzando la primera resurrección con que al presente se pasa de muerte á vida, no vendrá á la condenación, la cual significó bajo el nombre de juicio, como también en este lugar donde dice: y los que las hubieren hecho malas para la resurrección del juicio», esto es, de la condenación.

Resucite, pues, en la primera el que no quisiere ser condenado en la segunda resurrección; porque ha venido la hora, y es esta en que estamos, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán, esto es, no serán condenados, que es la segunda muerte, en la cual serán lanzados y despeñados después de la segunda resurrección, que será la de los cuerpos, los que en la primera, que es la de las almas, no resucitan. Vendrá ahora (y no añade «es esta en que esta(1) Salmo 100.

(2) San Juan, cap. V.

(3) San Juan, cap. V.

(4) Id. lug. cit.