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La ciudad de Dios

que Jesuerísto nos muestra, debemos observar cuando dijo: «que el doctor que es sabio para predicar el reino de Dios, es semejante á un padre de familias que de su despensa o tesoro hace sacar lo nuevo y lo viejo». No lijo lo viejo y lo nuevo, como lo hubiera dicho sin duda si quisiera guardar mejor el orden de los méritos que el de los tiempos.



CAPÍTULO V

Con qué autoridades de nuestro Salvador se nos declara que ha de haber juicio divino al fin del mundo.


Reprendiendo el mismo Salvador á las ciudades en donde había practicado y obrado grandes virtudes, prodigios y milagros, y, sin embargo, no habían creído, y anteponiendo á éstas las cualidades de los gentiles,dice así: «En verdad os digo, con menos rigor serán tratadas las ciudades de Tiro y Sydón el día del juicio que vosotros» (1). Y, poco después, hablando con otra ciudad (2): «En verdad te digo que con menos rigor y nás blandura se procederá con la tierra de los de Sodoma el día del juicio que contigo». En este texto evidentemente declara que ha de venir el día del juicio; y en otra parte «los ninivitas, dice, se levantarán el día del juicio contra esta gente y la condenarán porque hicieron penitencia con la predicación de Jonás, y ved aquí otro que es más que Jonás. La reina del Austro, ni más ni menos, se levantará el dia del juicio contra esta gente, y la condenará, porque ella vino desde lo último del orbe á oir la sabiduría de Salomón, y ved (1) San Mateo, cap. XII.

(2) ldem lug. cit.