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La ciudad de Dios

la misericordia de Dios les sirviesen de algún consuelo? Y para que los que no habían de sufrir los tormentos eternos fuesen en la tierra afligidos por sus pecados, cualesquiera que fuesen, ó por pequeños que fuesen, ó fueran ejercitados con los males, para la perfección de las virtudes. Pero como ahora no sólo á los buenos les sucede mal y á los malos bien, lo cual nos parece injusto, sino que también á los malos muchas veces les sucede mal y á los buenos bien, vienen á ser más incomprensibles los juicios de Dios, y sus altas disposiciones más difíciles de penetrar. Por eso, aunque no sepamos la razón por qué Dios hace semejantes cosas, ó por qué permite que se hagan, habiendo en él suma potencia, suma sabiduría y suma justicia, y no habiendo ninguna flaqueza, ninguna temeridad y ninguna injusticia, sin embargo, con esto nos da saludables documentos para que no estimemos en mucho los bienes ó los males que vemos son comunes á los buenos y á los malos, y para que busquemos los bienes que son propios de los buenos, y huyamos particularmente aquellos males que son propios y primitivos de los malos. Pero cuando estuviéremos en aquel juício de Dios, cuyo tiempo unas veces se llama con grande propiedad día del juicio, y otras día del Señor, echaremos de ver que no sólo lo que entonces se juzgare, sino también todo lo que se hubiere juzgado desde el principio del mundo, y lo que todavía se hubiere de juzgar hasta aquel día, ha sido con equidad y justicia.

Donde asimismo advertiremos con cuán justo juicio de Dios sucede que se le escondan ahora y pasen por alto al sentido y juicio humano tantos, y casi todos los juicios de Dios, aunque en este partieular no se les esconda á los fieles, que es justo lo que se les oculta y no pueden penetrar.