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La ciudad de Dios

cho, y con la comunión de la utilidad y bien común; y no habiéndola.no hay pueblo; si es verdaderamente esta la definición del pueblo, tampoco había República; porque no hay cosa del pueblo, donde no hay pueblo.



CAPÍTULO XXIV

Con qué definición se pueden llamar legitimamente, no solo los romanos, sino también los otros reinos, pueblo y República.


Si definiésemos al pueblo, no de ésta, sino de otra manera, como si dijésimos: el pueblo es una congregación de muchas personas, unidas entre sí con la comunión y conformidad de los objetos que ama, sin duda para averiguar que hay un pueblo será menester considerar las cosas que ama y necesita. Pero sea lo que fuere, lo que ama, si es congregación compuesta de muchos, no bestias, sino criaturas racionales, y unidas entre sí con la comunión y concordia de las cosas que ama, sin inconveniente alguno se llamará pueblo, y tanto mejor cuanto la concordia fuese en cosas mejores, y tanto peor cuanto en peores. Conforme á esta nuestra definición, el pueblo romano es pueblo, y su asunto principal sin duda alguna es la República.

Pero que sea lo que aquel pueblo haya amado en sus primeros tiempos, y que en los que fueron sucediendo, y cual su vida y costumbres, con las que llegando á las sangrientas sediciones, y de allí á las guerras sociales y civiles, rompió y trastornó la misma concordia, que es en cierto modo la vida y salud del pueblo, nos lo dice la historia, de la cual extractamos muchas particularidades en los libros precedentes. Pero no por