Página:La ciudad de Dios - Tomo IV.pdf/182

Esta página no ha sido corregida
180
San Agustín

¿Quién hay tan ignorante que no advierta que estos oráculos, ó los fingió algún espíritu cauteloso, acérrimo antagonista de los cristianos, ó por algún otro motivo semejante respondieron así á los impuros demonios, para que, viéndolos cómo alaban á Cristo, persuadan que con verdad vituperan á los cristianos; y de esta manera, si pudieran, atajen y cierren el camino de la salud eterna, que es en el que se hace cada uno cristiano? Porque les parece que no contradice á la astucia que usan de mil maneras para engañar, que les crean cuando alaban á Cristo, con tal que les crean también cuando vituperan á los cristianos, á fin de que al que creyere lo uno y lo otro, hacerle alabar á Cristo, pero que no quiera ser cristiano. De esta manera, aunque alabe el nombre de Cristo, no le libra Cristo del dominio de los demonios, especialmente porque alaban á Cristo de forma que quien creyere que es como ellos nos le predican, no será verdadero Cristiano, sino he reje fotiniano, que conoce á Cristo sólo como hombre y no como Dios, y por eso no puede ser salvado por él ni evitar ó salir de los lazos de estos demonios, que no saben decir verdad. Pero nosotros, ni podemos aprobar á Apolo cuando vitupera á Cristo, ni á Hecate cuando la alaba, pues el uno quiere que tengamos á Cristo por inicuo y pecador, supuesto que dice que le condenaron á muerte jueces rectos; y la otra, que le tengamos por hombre piadosísimo, pero por hombre solamente. Igual es la intención de los dos para que no quieran hacerse los hombres cristianos, porque, no siendo cristianos, no se podrán librar de su poder. Pero este filósofo, ó, por mejor decir, los que dan crédito á semejantes oráculos contra los cristianos, hagan primero, si pueden, que concuerden entre si Hecate y Apolo sobre Cristo, y que, ó le condenen los dos, o le alaben también ambos, y aunque lo hicieran, abominaremos de los engañosos de-