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La ciudad de Dios

Cristo por Santísimo y que se hizo inmortal, y hacen mención de él llenándole de alabanzas. Pero de los cristianos (refiere) dicen que son profanos, que están envueltos é implicados en errores, y publican de ellos otras muchas blasfemias semejantes á éstas». Después pone oráculos de los dioses, que abominan y blasfeman de los cristianos, y añade: «Pero de Cristo, á los que preguntaban si era Dios, respondió Hecate: Ya sabes la serie y proceso del alma inmortal después que ha dejado el cuerpo, y cómo la que se apartó de la sabiduría siempre andaba errando; aquella alma es de un varón excelentisimo en santidad, que adoran y respetan los que andan deslumbrados y ajenos de la verdad».

Después de las palabras de este oráculo, pone las suyas, y dice: «Así, pues, le llamó varón santísimo, y que su alma, como la de los santos, después de muerto, fué á gozar de la inmortalidad, y que á ésta adoran los cristianos que andan errados». Y preguntando, dice: ¿por qué motivo fué, pues, condenado? Respondió la diosa con oráculo: «Aunque el cuerpo está siempre sujeto á los tormentos que le combaten, sin embargo, el alma está en la morada celestial de los santos; aunque aquella alma dió ocasión fatalmente á las otras almas (á quienes los hados no concedieron que alcanzasen los dones de los dioses, ni tuvieron noticia del inmortal Júpiter) que se implicasen en error. Así que son los cristianos aborrecidos de los dioses, porque á los que el hado no permitió conocer á Dios, ni recibir los dones de los dioses, fatalmente les dió Cristo causa para que se enredasen en errores. Pero él fué piadoso, y como los piadosos fué al cielo, por lo que no blasfemarás de éste, más bien te compadecerás de la demencia de los hombres y del peligro que aquí nace en ellos tan fácil y tan próximo á precipitarlos en el abismo»,