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San Agustín

quita á sí mismo á Dios, que es su Señor, y el que le crió y sirve á los espíritus malignos, es justo?

Disputan ciertamente con grande vehemencia y vigor en los mismos libros de República contra la justicia, y en favor de ella, y se defiende al principio la injusticia contra la justicia, diciendo que la República no se podfa conservar ni acrecentar sino por la injusticia, por ser cosa injusta que los hombres sirviesen á hombres que los dominasen; de cuya injusticia necesita usar la ciudad imperiosa, cuya República es grande para imperar y mandar en las provincias: respondiose en defensa de la justicia que esto es justo, porque á semejantes hombres les es útil la servidumbre, establecida en utilidad suya cuando se practica bien, esto es, cuando á los perversos se les quita la licencia de hacer mal, viviendo mejor sujetos que libres. Y para confirmar esta razón traen un famoso ejemplo, como tomado de la naturaleza, y dicen así: ¿Por qué Dios manda al hombre, el alma al cuerpo, la razón al apetito, y á las demás partes viciosas del alma? Sin duda con este ejemplo consta que importa á algunos y es útil la servidumbre, y que el servir á Dios lo es á todos. El alma que sirve é Dios muy bien manda al cuerpo, y en la misma alma la razón, que se sujeta á Dios, su Señor, muy bien manda al apetitio y á los demás vicios. Por lo cual, siempre que el hombre no sirve á Dios, ¿qué puede pensarse que hay en él de justicia? Pues no sirviendo á Dios de ningún modo puede el alma justamente mandar al cuerpo, ó la razón humana á los demás vicios; y si en este hombre no hay justicia, sin duda que tampoco la podrá haber en la congregación de los hombres que consta de tales hombres. Luego no hay aquí aquella conformidad ó consejo del derecho que hace pueblo á la muchedumbre cuya cosa se dice ser la República. Y de la utilidad con cuyo lazo también