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La ciudad de Dios

de los súbditos, que es, según Dios, como ya lo deciaramos arriba. Por eso cuando dice el Apóstol (1): «que al que dessa un obispado es buena obra la que desea», quiso declarar lo que es obispado, palabra griega que denota obra y trabajo, no honra y dignidad, mediante á que el que es superior de otros debe mirar por aquellos de quienes es superior y jefe, porque epi quiere decir sobre, y Scopos, intención; luego Episcopin, debe entenderse de modo que sepa que no es obispo el que gusta de ser superior y no gusta ser de provécho. Así, pues, á ninguno prohiben que atienda al estudio de la verdad, el cual pertenece al ocio loable y bueno; pero el lugar superior, sin el cual no se puede regir un pueblo, aunque se tenga y administre como es debido, no conviene codiciarle y pretenderle, por lo cual el amor de la verdad busca al ocio santo, y la necesidad de la caridad se encarga del negocio justo; sin esta carga, cuando no hay quien se la imponga, debe entretenerse en entender sobre la inquisición de la verdad, pero si se la imponen, se debe tomar por la necesidad de la caridad; pero ni aun de esta conformidad debe desamparar del todo el entretenimiento y gusto de la verdad, porque no se despoje de aquella suavidad y le oprima esta necesidad.



CAPÍTULO XX

Que los ciudadanos de la ciudad de los santos, en esta vida.


temporal, son bienaventurados en la esperanza.

Por lo cual, siendo el sumo bien de la Ciudad de Dios la paz eterna y perfecta, no por la que los mortales pa.

(1) San Pablo, I ep. á los timoth., cap. III.