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San Agustín

aborrecida de los que opinaban lo contrario, sufrir sus odios, enojos, y los impetus de sus persecuciones crueles, á no ser rara vez cuando refrenaba los ánimos de los adversarios el miedo que les causaba su muchedumbre, y siempre el favor y ayuda de Dios. Así que ..esta Ciudad celestial, entretanto que es peregrina en la tierra, va llamando y convocando de entre todas las naciones ciudadanos, y por todos los idiomas va haciendo recolección de la sociedad peregrina, sin atender á diversidad alguna de costumbres, leyes é institutos, que es con lo que se adquiere ó conserva la paz terrena, y sin reformar ni quitar cosa alguna, antes observándolo y siguiéndolo exactamente, cuya diversidad, aunque es varía y distinta en muchas naciones, se endereza á un mismo fin de la paz terrena, cuando no impide y es contra la religión, que nos énseña y ordena adorar á un solo sumo y verdadero Dios. Así que también la Ciudad celestial en esta su peregrinación usa de la paz terrena, y en cuanto puede, salva la piedad y religión, guarda y desea la trabazón y uniformidad de las voluntades humanas en los objetos que pertenecen á la naturaleza mortal de los hombres, refiriendo y enderezando esta paz terrena á la paz celestial. La cual de tal forma es verdaderamente paz, que sola ella debe llamarse paz de la criatura racional, es á saber, una bien ordenada y concorde sociedad que sólo aspira á gozar de Dios y nnos de otros en Dios. Cuando llegáremos á la posesión de esta felicidad, nuestra vida no será ya mortal, sino colmada y muy ciertamente vital, ni el cuerpo será animal, el cual, mientras es corruptible, agrava y comprime al alma, sino espiritual, sin necesidad alguna, y del todo sujeto á la voluntad. Esta paz entretanto que anda peregrinando, la tiene por la fe, y con esta fe juntamente vive cuando refiere todas las buenas obras que hace para con Dios ó para con el prójimo, á fin de conseguir