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San Agustín

naturaleza sin mal alguno, ó en la cual no puede haber: mal alguno, pero no hay naturaleza sin bien alguno.

Por lo cual, ni siquiera la naturaleza del mismo demonio, en cuanto es naturaleza, es cosa mala, sino que laperversidad la hace mala, no perseveró en la verdad; pero no escapó del juicio y castigo de la misma verdad, porque no quedó en la tranquilidad del orden, ni tam— poco escapó de la potestad del sabio Ordenador. El bien de Dios, que tiene él en la naturaleza, no le exime y saca del poder de la justicia de Dios, con que le dis pone y ordena en la pena; ni Dios allí aborrece ó persigue el bien que crió, sino el mal que el demonio cometió. Porque no quita del todo lo que concedió á la naturaleza, sino que quita algo y deja algo, para que haya quien se duela de lo que se quita, y el mismo dolor es testigo del bien que se quita y del bien que se deja; pues si no hubiera quedado bien alguno, no se pudiera doler del bien perdido; en atención á que el que peca es peor si se complace con la pérdida de la equidad; pero el castigo con pena, si de allí no adquiere algún otro bien, siente la pérdida de la salud. Y porque la equidad y la salud, ambas son bienes, y de la pérdida del bien antes se debe doler que alegrar, con tal que no sea recompesa de otro mejor bien (porque mejor bien es la equidad del ánimo que la salud del cuerpo), ain duda con más justo motivo el injusto se duele en el castigo, que se alegró en el delito. Así, pues, como el contento del bien que dejó cuando pecó es testigo de la mala voluntad, así el dolor del bien que perdió, cuando padece en el castigo la pena, es testigo de la naturalezabuena. Pues el que se duele de la paz que perdió su naturaleza, siente el dolor por parte de algunas reliquias que le quedaron de la paz, que le hacen amar la naturaleza. Y sucede con justa razón en el último y final castigo de las penas eternas, que los injustos é impíos