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La ciudad de Dios

tud y la una y la otra, no porque las repruebe, sino porque los primogéneos, ó principios de la naturaleza tienen también en sí el deleite ó la quietud. ¿Qué necesidad hay de hacer tres de estas dos, es á saber, dos cuando cada una se apetece de por sí, el deleite ó la quietud, y la tercera cuando ambas juntas, pues los principios de la naturaleza las contienen igualmente en sí mismas, y fuera de ellas otras muchas? Así que, de tres sectas, es de dictamen que debe tratarse con cuidado y exactitud cuál es la que se debe escoger, porque la razón verdadera no sufre que sea más de una la positiva, ya se halle en estas tres ó en alguna otra parte, lo cual veremos después. Entretanto, veamos, con la brevedad y claridad que pudiéremos, cómo escoge, de estas tres, una Varrón, mediante á que las tres nacen cuando los principios de la naturaleza deben apetecerse por la virtud, ó la virtud por los principios, ó lo uno y lo otro, esto és, la virtud y los principios por sí mismos.



CAPÍTULO III

Entre las tres rectas que tratan de la inquisición del sumo bien del hombre, cuál sea la que define Varrón que se ha de escoger, siguiendo el parecer de la Academia antigna, según Antioco.


Cuál de estas tres sectas sea la verdadera y la que se debe seguir, nos lo pretende persuadir en esta forma: Primeramente, como en la filosofía no se busca el sumo bien del árbol, ni de las bestias, ni de Dios, sino del hombre, le parece que se debe investigar qué cosa es el hombre, y dice, que en la naturaleza del hombre hay