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LIBRO DÉCIMONONO


CAPÍTULO I

Que en la cuestión que ventilaron los filósofos sobre los últimos fines de los bienes y de los males, halló Marco Varrón doscientas ochenta y ocho sectae y opiniones.


Por cuanto advierto que me resta tratar de los correspondientes fines de una y otra Ciudad, de la terrena y de la celestial, declararé en primer lugar (cuanto fuere necesario para finalizar esta obra) los argumentos con que han procurado los hombres formarse á sí mismos en la desventura de la vida presente, para que se eche de vér cuánto se diferencia de sus vanidades ilusorias la esperanza que nos ha dado Dios, y la misma cosa, esto es, para que aparezca clara la bienaventuranza que nos ha de dar, no sólo con la autoridad divina, sino también con la razón, cual puede hacerse, por causa de los infieles. De los últimos fines de los bienes y de los males han disputado los filósofos muchas y muy diferentes cosas; y ventilando esta cuestión con particular empeño, lo que han pretendido es hallar, qué es lo que hace al hombre bienaventurado. Es el fin de nuestro bien, lo que nos impulsa á desear los demás, y él por sí mismo, y es el fin del mal lo que nos excita á evitar y huir los demás males, y él por sí mismo. Así que, llamamos ahora fin del bien, no aquel con que fe-