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San Agustín

debe comenzarse desde Nerón, ya que entre atroces persecuciones, que sería largo referirlas todas, llegó la Iglesia aumentándose insensiblemente á los tiempos de Neron? Y si piensan que deben ponerse solamente el número de las persecuciones las que motivaron los reyes, rey fué Herodes, que después de la ascensión del Señor la hizo gravísima. Y asimismo, ¿qué nos responderán del emperador Juliano, cuya persecución no cuentan en el número de las diez? ¿Acaso no persiguió la Iglesia prohibiendo á los cristianos enseñar y aprender las artes y ciencias liberales? ¿Y privando de su cargo en el ejército á Valentiniano el Mayor, que después fué emperador, porque confesó la fe de Cristo? Y nada diremos de lo que comenzó á practicar en la ciudad de Antioquía, y no continuó por admirarle la libertad y alegría de un joven cristiano, constante en la fe, que entre otros muchos presos para martirizarlos con tormentos, siendo el primero de quien echaron mano, y padeciendo por todo un día acerbísimos tormentos, cantaba alegremente entre los mismos garfios y dolores; en vista de lo cual, el tirano desistió, temiendo sufrir mayor y más ignominiosa confusión y afrenta en los demás. Finalmente, en nuestros tiempos, Valente Arriano, hermano del dicho Valentiniano, ¿por ventura no hizo una terrible carnicería en la Iglesia católica con su persecución en las provincias de Oriente? ¿Y qué diremos, viendo que no consideran que la Iglesia, así como va fructificando y creciendo por todo el mundo, puede padecer en algunas naciones persecución por los reyes, aun cuando no la padezca en otras? A no ser que no deba contarse por persecución cuando el rey de los godos, en su país, con admirable crueldad persiguió á los cristianos, no habiendo allí sino católicos, de los cuales muchos merecieron la corona del martirio, como lo oímos á algunos cristíanos que, siendo jóvenes,