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San Agustín

enemigos que la ejercitan y afligen. Porque aun de este modo con su mal aprovechan también á los verdaderos católicos que son miembros de Cristo, usando Dios bien aun de los malos, et diligentibus eum, omnia cooperantur in bonum, «convirtiéndose en bien todas las cosas á los que le sirven y aman». Todos los enemigos de la Iglesia, cualquier error que los alucine ó cualquiera malicia que los estrague, si Dios les da potestad para afligirla corporalmente, ejercitan su paciencia; y si la con.tradicen sólo opinando mal, ejercitan su sabiduría; y para que ame también á sus enemigos, ejercitan su caridad y benevolencia, ya los procure persuadir con la razón y doctrina sana, ya con el rigor y terror de la corrección y disciplina. Así, pues, cuando el demonio, príncipe de la Ciudad impía, mueve contra la Ciudad de Dios, que peregrina en este mundo, sus propias armas, no se le permite que la ofenda en nada: porque sin duda la Divina Providencia la provee con las prosperidades y consuelos para que no desmaye en las adversidades y con éstas ejercite su tolerancia, á fin de no estragarse con las cosas favorables, y templando lo uno con lo otro. Por lo cual advertimos haber nacido de aquí lo que dijo en el Salmo (1): «conforme á la abundancia de dolores y ansias de mi corazón, á ese mismo paso y medida, Dios mío, alegraron mi alma tus consuelos». De aquí dimana también aquella expresión del Apóstol (2): «que estemos alegres con la esperanza y tengamos paciencia en la tribulación»: pues tampoco por lo que dice el mismo doctor (3): «que los que quieren vivir pía y santamente en Cristo, han de padecer persecuciones»», hemos de entender que puede faltar en tiempo alguno; porque cuando se figura uno (1) Salmo 93.

(2) San Pablo, ep. á los Rom., cap. XII, v. 12.

(3) San Pablo, II, ep. á Timotheo, cap. VIII.