Página:La ciudad de Dios - Tomo IV.pdf/106

Esta página no ha sido corregida
104
San Agustín

rusalén la palabra del Señor», según predijo el mismo Cristo Señor nuestro, cuando después de su resurrección, estando sus discípulos admirados y absortos de verle (1), «les abrió los ojos del entendimiento para que entendiesen las Escrituras, diciéndoles: así estáescrito y así con venía que padeciera Cristo, resucitará de entre los muertos al tercero día, y se predicará en su nombre la penitencia y remisión de los pecados por todas las gentes, comenzando desde Jerusalén»: y cuandoen otra parte respondió á los que les preguntaron cuándo sería su última venida, diciéndoles (2): «no es para vosotros el saber los tiempos ó momentos que puso el padre en su potestad: con todo, recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y daréis testimonio de mí en Jerusalén, en toda la Judea y Samaria y hasta los últimos fines de la tierra». Deade Jerusalén, primero, se comenzó á sembrar y extender la Iglesia, y siendo muchos los creyentes en Judea y en Samaria, se dilató también por otras naciones predicando el Evangelio los que él mismo, como lumbreras, los había provisto de cuanto habían de decir, llenándoles de la gracia del Espíritu Santo; porque les dijo (3): «no temáis á los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma». Y así, para que no les entibiase el temor, ardían con el fuego vivo de la caridad. En fin, éstos, no sólo los que antes de la pasión y después de la resurrección le vieron y oyeron, sino también los que después de la muerte de éstos les sucedieron entre horribles persecuciones, y varios tormentos y muertes de innumerables mártires, predicaron en todo el munido el Evangelio, confirmándolo el Señor con señales y prodigios, y con varias virtudes y dones del Espíritu.

(1) San Lucas, cap. XIV.

(2) San Lucas, cap. XIV, (3) Id., lug. cit.