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San Agustín

CAPÍTULO XLVIII

Que la profecía de Ageo, en que dijo había de ser mayor la gloria de la casa del Señor que lo había sido al principio, se cumplió, no en la reedificación del templo, sino en la Iglesia de Cristo.


Esta casa de Dios es de mayor gloría que la primera que se edificó de piedra, de madera y de preciosos metales; así que, la profecía de Ageo no se cumplió en la reedificación de aquel templo, porque después que se restauró jamás se ha visto que haya tenido tanta gloria como tuvo en tiempo del rey Salomón, antes por el contrario, se ha experimentado que ha menguado la gloria y esplendor de aquella casa; lo primero por haber cesado la profecía y lo segundo por las infinitas miserias y extragos que ha sufrido la misma nación, llegando al miserable estado de su última ruina y desolación que le causaron los romanos, como consta de lo que arriba hemos referido. Pero esta casa, que pertenece al Nuevo Testamento, es sin duda de tanta mayor gloria cuanto son mejores las piedras vivas con que creciendo y renovándose los fieles, se va edificando.

Esta fué significada por la restauración de aquel templo, porque la misma renovación de aquel edificio quiere decir en un sentido profético el otro Testamento que se llama Nuevo. Así lo que dijo Dios por el mismo profeta (1): y «daré paz en este lugar»; por el lugar que significa se debe entender el lugar significado, de forma que porque en aquel lugar restaurado se nos significó la Iglesia que había de ser edificada por Jesucristo, no se entienda otra cosa, cuando dice: «daré paz en este lugar», sino daré la paz que significa este lugar. Porque (1) Aggei, cap. II.