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San Agustín

el origen del pueblo romano, comenzó como de tiempo antiguo; porque de los reyes de los sicionios vino á los atenienses, de estos á los latinos y de alli á los romanos. Pero todo esto, antes de la fundación de Roma, en comparación del reino de los Asirios, se tuvo por cosa fútil y de poco momento; aunque confiese tamién Salustio, historiador romano, que en Grecia florecieron mucho los atenienses, si bien más por la fama que en la realidad; porque, hablando de ellos, dice: «Las proezas que hicieron los atenienses, á mi parecer, fueron bien grandes y maniflestas, aunque algo menores de lo que las celebra la fama; porque como hubo allí insignes y famosos escritores', por todo el mundo se ponderan por muy grandes las hazañas de los atenienses; así en tanto se estima la virtud y el valor de los que las hicieron, cuanto las pudieron engrandecer y celebrar con su pluma los buenos ingenios». Y fuera de esto, alcanzó esta Ciudad no pequeña gloria por sus letras y por sus filósofos, porque allí florecieron principalmente estos estudios. Pero en cuanto al imperio, ninguno hubo en los siglos primeros mayor que el de los Asirios, ni que se extendiese más por la tierra; pues reinando el rey Nino, hijo de Belo, cuentan que sojuzgó toda la Asia, hasta llegar á los términos de la Libia, y el Asia, aunque según el número de las partes del orbe, se dice la tercera, según la extensión, se halla que es la mitad; porque por la parte oriental, sólo los indios no le reconocieron señorío, á los cuales, con todo, después de muerto Nino, Semiramis, su esposa, comenzó á hacerles guerra. Y así sucedió, que todos cuantos pueblos ó reyes había en aquellas comarcas, todos obedecían al reino y corona de los Asirios y hacían todo lo que les mandaban. Nació, pues, en aquel reino entre los Caldeos en tiempo de Nino, el patriarca Abraham. Mas por cuanto de los hechos y proezas de los