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San Agustín

á propósito se llama carnal el espíritu que sirve á la carne, así la carne que sirve al espíritu se llamará muy bien espiritual, no porque se haya de convertir en espíritu, como algunos piensan, porque dice la Escritura seminatur corpus animale, resurget corpus spi rituale; «siémbrase (esto es, muere como semilla, que muere para llevar fruto) el cuerpo animal, y resucita cuerpo espiritual», sino porque con suma y admirable facilidad y obediencia se sujeta al espíritu hasta cumplir la segura voluntad de la indisoluble inmortalidad, libre ya de todo género de molestia, corruptibilidad y pesadumbre. Pues no sólo será cual es ahora, cuando está más robusta y más sana, pero ni cual fué en los primeros hombres antes que pecaran; los cuales, aunque no hubiesen de morir si no pecaran, con todo, usaban como hombres de alimentos, trayendo consigo cuerpos terrenos, aun no espirituales sino animales, los cuales, aunque no se estragasen con la senectud, de manera que necesariamente llegasen á morir (el cual estado por gracia de Dios se les concedía por virtud del árbol de la vida, que estaba juntamente con el árbol vedado en medio del Paraíso); con todo, comían también de todos los otros manjares, exceptuando sólo un árbol del que les mandó Dios que no comiesen, no porque el árbol fuese malo, sino por recomendarnos lo bueno de la pura y simple obediencia, que es una grande virtud de la criatura racional, subordinada debajo de su Criador y Señor; porque donde no era malo lo que se tocaba, sin duda que si estando vedado se tocaba, pecábase sólo por la inobediencia.

Así, pues, se sustentaban comiendo de otros manjares para que los cuerpos animales no sintiesen molestia alguna con el hambre y la sed, y del árbol de la vida comían porque no se les entrase la muerte de ninguna suerte, ó consumidos de la vejez, en corriendo y pasán-