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La ciudad de Dios

lo que refiere y escribe que otros insinuaron, que parece le agradó, importa que refiramos algunas particularidades y las pongamos en esta obra, ya sea cuando es en favor de la verdadera religión, que es la que recibe y defiende nuestra fe, ó cuando parece que le es contrario; por lo tocante á la cuestión de un solo Dios y de muchos, el cual nos afirma y enseña que se debe adorar la doctrina de la religión católica, por la vida que después de la muerte ha de ser verdaderamente bienaventurada; pues acaso los que se celebran y tienen fama que con más agudeza y verdad entendieron y si guieron á Platón con justa causa, como al más famoso y excelente entre los demás filósofos gentiles, acerca de Dios sienten y opinan claramente que en él se halla la causa de la humana subsistencia, la razón de la inteligencia y el orden de la vida; cuyos tres atributos es visto que el uno pertenece a la parte natural, y el segundo á la racional, y el tercero á la moral, mediante á que si el hombre fué criado en tal conformidad que por la cualidad que en él es la más excelente de todas, y le hace superior á todos los entes, viene a tocar y conseguir lo mismo, que excede á todas cuantas dichas y felicidades pueden conseguirse, esto es, el conocimiento y visión beatifica de un solo Dios verdadero, sumamente bueno, justo y omnipotente, sin el cual no hay naturaleza alguna que pueda subsistir por sí, ni doctrina que nos alumbre, ni costumbre que nos convenga; búsquese, pues, á este gran Dios en quien toda nuestra felicidad la tenemos segura, sígase á este mismo, en quien todo lo tenemos cierto, y ámese de corazón á éste, en quien todo lo tendremos bueno.

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