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LIBRO SÉPTIMO


CAPÍTULO I

Si habiéndonos constado que no hay divinidad en la teologis, civil, debemos creer que la podemos hablar en los dioses que llaman selectos ó escogidos.


Si pareciere que soy algo más exacto y prolijo en procurar arrancar y extirpar las perversas y envejecidas opiniones adversativas y contrarias á la verdadera religión, las cuales tenía arraigadas profunda y obstinadamente en los corazones meticulosos el error en que tanto tiempo había estado el género humano; y si vieren, dedicar mis tareas literarias, y según lo que alcanzan mis facultades intelectuales cooperar, con la gracia de aquel que como verdadero Dios es poderoso, para extirparlas (aunque los ingenios que son más vivos y superiores en la comprensión quedan ya suficientemen te satisfechos con los libros que dejamos explicados), lo habrán de sufrir con paciencia y por amor á la salud eterna de sus prójimos, entender no es superfluo lo que ya respecto de ellos echan de ver que no es necesario.

Grande negocio y muy interesante es el que se hace cuando se predica y enseña que se debe buscar y adorar la verdadera y realmente santa esencia divina, y