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San Agustín

más justa razón al verdadero Dios que hizo el mundo, y es el Criador de todas las almas y cuerpos, y se puede advertir mediante este raciocinio. Nosotros adoraramos á Dios, no al cielo ni á la tierra, de cuyas dos partes consta este mundo, ni al alma ni á las almas que se hallan repartidas entre todos y cualesquiera vivientes, sino á Dios, que hizo el cielo y la tierra, y todo cuanto hay en ellos: el cual crió todas las almas, así las que viven y carecen de sentido y de razón, como las que sienten y usan también de la razón; y empezando á discurrir ya por los efectos, ó por las obras admirables de Dios, que es un solo y verdadero, por respeto de las cuales, mientras procuran éstos, como con cierta honestidad, interpretar sacramentos torpes y ninables, vienen ú multiplicar y á establecer muchos dioses, y todos falsos; nosotros adoramos á aquel Dios que á las naturalezas que crió las dió y constituyó los principios y fines de su substancia y movimiento: á aquel que tiene en su mano, conoce y dispone las causas de las cosas: á aquel que crió la virtud de las semillas, . formó el alma racional que se llama ánimo en los vivientes, para que le sirviese á sus inexcrutables designios; les dió el uso y facultad de hablar; repartió á los espíritus que fué au voluntad el singular don de vaticinar lo venidero, y por medio de quienes quiera las dice, y por medio de las personas que son de su agrado destierra, las enfermedades: á aquel que preside también riguroso cuando conviene castigar y corregir el linaje humano, en los principios, progresos y fines de las mismas guerras: á aquel que no sólo crió, sino que también gobierna el vehemente y violento fuego de este mundo, conforme al temperamento de la inmensa naturaleza; que es criador y gobernador de todas las aguas; que hizo al sol, astro el más resplandeciente de todas las luces corpóreas que se ven en el emisferio, comunicándole vir-