cómodas y convenientes (aunque fuera lastimoso, porque con ellas no se daría noticia exacta, ni publicaría el nombre de Dios verdadero), con todo, en alguna manera fuera tolerable, viendo que no se hacían ni se prescribían preceptos tan abominables y torpes; pero ahora, siendo, como es, una acción impía y detestable que el alma adore por verdadero Dios (con que sólo morando él en ella es dichosa y bienaventurada) al cuerpo ó alma, ¿cuánto más nefaria será tributar culto á estas substancias, de conformidad que el cuerpo ni el alma del que así las adora, ni alcance salud ni gloria humana? Por lo cual, cuando se adora con templo, sacerdote y sacrificio (cuyo honor se debe únicamente al verdadero Dios) algún elemento del mundo, ó algún espíritu criado, aunque no sea inmundo y malo, no por eso es malo, porque son malas las ceremonias con que lo adoran, sino porque son tales, que con ellas sólo se debe adorar aquel á quien se debe tal culto y religión; y si alguno opinase que adora á un solo Dios. verdadero, esto es, al criador de todas las almas y cuerpos con disparates y monstruosidades de imágenes, con sacrificios de homicidios, con coronar los miembros viriles del hombre, con el interés que sacan de los estupros, con cortarse los miembros, arrancarse los genitales, con consagrar los castrados bardages, y con flestas de juegos y espectáculos torpes y abominables, no por eso peca, por cuanto no debe adorarse al mismo que adora, sino porque tributa culto al que deben reverenciar, no como se debe venerar; y el que con semejantes obscenidades, esto es, con operaciones torpes y obscenas adorare, no al verdadero Dios, es decir, el autor del alma y del cuerpo, sino á la criatura (aunque no sea mala, ya ésta sea alma, ya sea cuerpo, ya sea juntamente alma y cuerpo), dos veces peca contra Dios; lo uno porque adora por Dios á lo que no es dios, y lo otro, porque .
Página:La ciudad de Dios - Tomo II.pdf/56
Esta página no ha sido corregida
54
San Agustín