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San Agustín

mosa que en las demás estaciones, y que fué labrado ó castrado, porque la flor cae antes que el fruto». Luego, según esta doctrina, no compararon al mismo hombre, ó al cuasi hombre llamado Atis, ó á la flor, sino á sus partes pudorosas; mediante á que éstas fueron las que, viviendo él, se le cayeron, ó, por mejor decir, no se le cayeron, ní se las cogieron; sino que se las arrancaron y despedazaron. Y, perdida aquella flor, no se siguió después fruto alguno, antes sí esterilidad; el resto de este hombre, pues, y lo que le quedó al castrado, ¿qué diremos significa? ¿A qué se refiere? ¿Qué interpretación se saca de aquí? ¿Es por ventura para que, procurando en vano la exposición, y no hallando dictamen alguno á propósito, nos persuadan debemos creer mejor lo que divulgó la fama y refieren las historias de este hombre castrado? Con razón le hurtó el cuerpo nuestro Varrón, y no quiso escribirlo porque no es de creer lo ignorase un hombre reputado por tan docto.



CAPÍTULO XXVI

De la torpeza y deshonestidad de los sacramentos de la madre Magna.


Tampoco de los castrados bardages (consagrados á la misma "gran Madre contra todo el decoro y pudor natural, así de los hombres como de las mujeres, á quienes hace aun poco tiempo los veíamos con sus húmedas greñas, miembros débiles y paso afeminado, andar pidiendo al pueblo por las calles y plazas de Cartago con qué pasar su vida torpemente), quiso hacer mención Varrón, ni yo me acuerdo haberlo leído en lugar alguno; faltó la interpretación, tuvo vergüenza la ra-