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La ciudad de Dios

leones, puedan prometer á ninguno la vida eterna! ¡Y que sea posible que los gallos castrados se dediquen al servicio de esta diosa magna, para significar que los que carecen del semen generativo han menester seguir la tierra, como si, por el contrario, la misma servidumbre no los hiciese tener necesidad de şimiente! ¿Por qué cuando sirviendo á esta diosa, ó no teniendo simiente la adquieren, ó sirviendo á esta diosa, teniendo simiente la pierden? ¿Esto es interpretar, ó desatinar? Y no se advierte y considera lo que han prevalecido los malignos espíritus, que con no haberse atrevido á ofrecer con estos sacramentos cosa ninguna grande, con todo, pudieron pedir cosas tan horribles y crueles.

Si la tierra no fuera diosa, trabajando los hombres, pusieran las manos en ella, para alcanzar por ella las semillas, y no las pusieran cruelmente en aí, para perder la gimiente por amor 'á ella. Si no fuera diosa, de tal modo se hiciera fecunda con las manos ajenas, que no obligara á los hombres á hacerse estériles con las suyas propias.



CAPÍTULO XXV

La interpretación que hallaron los sabios griegos sobre la castración de Atis.


Y, con todo, este autor no recuerda ni hace mención de aquel buen Atis, ni trata de su interpretación, en cuya memoria y por cuyo se castra el gallo; pero los doctos y sabios griegos no pasaron en silencio razón tan graciosa y tan bella; porque Porfirio, filósofo insigne, dijo «que Atis significa las flores por la apariencia que manifiesta la tierra en el verano más herTOMо II, 1