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La ciudad de Dios

ha de durar siempre), sino que todos sus fines vienen á parar en cosas corporales, temporales, mudables y mortales. «Lo que refieren las fábulas, dice, que Saturno castró al cielo su padre, significa que la semilla divina está en la potestad de Saturno y no del cielo»: esta proposición, la misma razón la convence de fabulosa, porque en el cielo no nace cosa alguna de la semilla; pero adviertan que si Saturno es hijo del cielo, es también hijo de Júpiter. Por eso estas reflexiones que no caminan por la senda de la verdad por la mayor parte, aunque ninguno las violente, ellas mismas se destruyen. «Dice que se llamó Chronón, que en griego significa el espa—cio de tiempo, sin el cual, añade, la semilla no puede fecundizar». Estas particularidades y otras infinitas se dicen de Saturno, y todas se refieren á la semilla; pero si Saturno es bastante por sí solo, ejerciendo un poder absoluto como figuran tiene sobre las semillas, ¿á qué efecto para ellas buscan otros dioses, principalmente á Libero y Libera, que es la Ceres, de quienes (por lo respectivo á los semillas) vuelve á referir tantas virtudes especiales, como si nada hubiera dicho de Saturno?



CAPÍTULO XX

De los sacramentos de Ceres Eleusina.


Entre los sacramentos de Ceres, los más celebrados son los Eleusinos, los cuales fueron muy famosos en Atenas. Acerca de los cuales este autor nada interpreta, sino lo que toca al abrigo descubierto por Ceres, y lo perteneciente á Proserpina, á quien perdió llevándosela robada el Orco. «Ésta, dice, significa la fecundidad de las semillas, la cual, habiendo faltado por una tem-