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La ciudad de Dios

demás semejantes á éstos, que repatan por signos celestes, y consta cada uno no de una sola estrella, sino de muchas, y dicen que están colocados más arriba en el supremo cielo, donde un movimiento más constante da á las estrellas un curso inalterable, ¿por qué razón, digo, á éstos no les dedicaron aras, ni sacrificios, ni templos, ni los tuvieron por dioses, ni colocaron, no digo en el número de los escogidos, mas ni entre los humildes y casi plebeyos?



CAPÍTULO XVI

De Apolo y Diana y de los demás dioses escogidos, que quisieron que fuesen partes del mundo.


A Apolo, aunque le tienen por adivino y médico, con todo, para poderle colocar en alguna parte del mundo, dicen que él es también el Sol, y asimismo su hermana Diana, la Luna, que obtiene la intendencia de los caminos; queriendo sea doncella, porque no pare ó produce cosa alguna, y asegurando que ambos tienen saetas, porque estas dos estrellas llegan con sus rayos desde el cielo hasta la tierra. Vulcano quieren que sea el fuego del mundo; Neptuno las aguas; el padre Ditis, esto es, el orco ó inflerno, la parte terrena é infima del mundo.

A Libero y Ceres hacen presidentes de las semillas, ó al uno de las masculinas y á la otra de las femeninas, ó á él que presida á la humedad y á ella á la sequedad las semillas: todas las cuales virtudes se refieren, en efecto, al mundo, esto es, á Júpiter; pues por lo mismo se dijo progenitor y progenitors, porque echa y produce de sí todas las semillas y las recibe en sí. Igualmente quieren que la gran madre sea la misma Ceres, de la Тоио II.

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