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La ciudad de Dios

riendo significar que vuela por los aires muy ligera la palabra, y que por eso se llamó mensajero, porque por medio de la palabra damos aviso y noticia de nuestros pensamientos y conceptos. Si Mercurio, pues, es la misma palabra, aun por la confesión de ellos o es dios: ¿pero cómo hacen dioses á los que son demonios? Y suplicando y adorando á los espíritus inmundos, vienen á caer en poder de los que no son dioses, sino demonios.

De la misma manera, como no pudieron hallar para Marte algún elemento, ó parte del mundo & donde como quiera ejercitara alguna obra natural, dijeron que era dios de la guerra, que es obra de los hombres, y no de la codicia: luego si la felicidad nos diera una paz sólida y perpetua, Marte no tuviera en qué entender; y si Marte es la misma guerra, así como Mercurio la palabra, ciertamente es evidente que no es dios, así tampoco hay guerra que ni aun fingidamente se llame dios.



CAPÍTULO XV

De algunas estrellas á quienes los gentiles pusieron los nombres de sus dioses.


Sino es que acaso estas estrellas sean los dioses cuyos nombres les pusieron, porque á una estrella llaman Mercurio, y asimismo á otra Marte: sin embargo, allí, esto es, en el globo celeste, está también la que llaman Júpiter, y, con todo, según el sentir de estos espíritus ilusos, el mundo es Júpiter: del mismo modo la que llaman Saturno, y no obstante, además de ella le atri buyen otra no pequeña substancia, es á saber, la de todas las simientes: allí está también aquella, que es la más clara y resplandeciente de todas, que llaman.Ve.