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San Agustín

bios, virtuosos y buenos, quienes, ó no tienen dinero ó muy poco; y, con todo, son en realidad más ricos en virtudes, cuyo ornamento les basta aun en las necesidades corporales, contentándose con lo que poseen; y llamamos pobres á los codiciosos que están siempre suspirando, deseando y anbelando por las riquezas del mundo, pues aunque es posible que tengan las mayores ríquezas del mundo, sin embargo, en su mayor abundancia no es posible dejen de tener necesidad; y al mismo Dios verdadero con razón le llamamos rico, no por el dinero, sino por su omnipotencia. Llámanse también ricos los pecuniosos ó adinerados, mas en lo interior son pobres, si son ambiciosos: asimismo se llaman pobres los que no tienen dinero; pero interiormente son ricos, si son sabios. ¿En qué estimación debe tener, pues, el sabio esta teología, en la cual el rey y monarca de los dioses toma el nombre de aquel objeto, que ningún verdadero sabio le deset, y cuanto más congrua mente si se apren: diera con esta doctrina alguna máxima saludable que fuese útil para la vida eterna, llamaran á Dios, que es rector y gobernador del mundo, no dinero, sino sabiduría, cuyo amor nos purifica de la inmundicia de la codicia, esto es, del afecto y deseo desordenado del dinero?



CAPÍTULO XIII

Que declarando qué cosa es Saturno y qué es genio, enseñan que el uno y el otro es un solo Júpiter.


Pero ¿qué necesidad hay de que hablemos más de este Júpiter, á quien acaso se deben referir todas las otras deidades, sólo con el objeto de refutar la opinión que establece muchos dioses, supuesto que éste es el