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La ciudad de Dios

las cuales pueda recibir algún nutrimento dentro ó expelerlo afuera? Tampoco nuestra boca y gazuate tiene semejanza con el mundo, y menos el querer fingir en Jano la imagen del mundo por sólo el paladar, cuya similitad no tiene Jano; y cuando le hacen de cuatro caras, y le llaman Jano Gémino, lo interpretan por las cuatro partes del mundo, como si el mundo tendiese la vista y mirase algún objeto de afuera, como Jano le observa por todas sus caras; ademas, si Jano es el mundo, y éste consta de cuatro partes, falso es el simulacro de Jano que tiene dos caras, porque aunque se lee que hay Jano de cuatro caras, sin embargo, nunca se halla an cuadrijano; ó, si es verdadero, porque también en el nombre de Oriente y Occidente solemos entender a todo el mundo, pregunto: cuando nombramos las otras dos partes del Septentrión y del Mediodía, ¿por qué llaman á aquél Jano de cuatro caras Gémino?

¿Hemos de llamar igualmente al mundo Gémino? Ciertamente no tienen expresiones adecu adas para poder interpretar y acomodar las cuatro puertas que están abiertas para los que entran y salen á la semejanza del mundo, así como las tuvieron por lo menos para poderlo decir de Jano Bifronte, en boca del hombre, si no es que los socorra Neptuno dándoles parte de un pez, que además de la abertura de la boca y del gaznate, tenga también otras dos á la diestra y la siniestra, y, sin embargo de tantas puertas, no hay alma que se pueda escapar de tal ilusión, si no es la que oye á la misma verdad, que le dice: Ego sum Janua. Yo soy la puerta (1).

(1) San Juan, cap. X.