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La ciudad de Dios

porque muchos dioses escogidos, perpetrando los más horrendos crímenes, habían perdido la frente, siendo éste el más inocente, apareciese con mayor número de frentes? Sin duda fué asf



CAPÍTULO V

De la doctrina secreta de los paganos, y de sus rasones físicas.


Pero mejor será oir sus propias interpretaciones físicas con que procuran, bajo el pretexto de exponer una doctrine más profunda, disimular la abominación y torpezas de sus miserables errores: primeramente Varrón exagera sobremanera estas interpretaciones, diciendo que los antiguos fingieron los simulacros, las insignias y ornamentos de los dioses, para que, viêndolos con los ojos corporales los que hubiesen penetrado y aprendido la misteriosa doctrina, pudiesen examinar con los del entendimiento el alma del mundo y sus partes, esto es, los verdaderos dioses: y que los que fabricaron sus simulacros en figura humana, parece lo hicieron así por cuanto el espíritu de los mortales, que reside en el cuerpo humano, es muy semejante al ánimo inmortal, como si para denotar los dioses se pusiesen algunos vasos, y en el templo de Libero se colocase una vasija que sirva de traer vino, para significar el vino, tomando por lo que contiene lo contenido: esto supuesto, decimos que por el simulacro que tiene forma humana se significa el alma racional, porque en él, como en un vaso, suele existir esta naturaleza, la cual creen que es dios ó los dioses. Esta es la enfática y misteriosa doctrina que había penetrado el doctísimo Varrón, de donde pudo deducir y enseñar estas máximas. Pero ¡oh hombre in-