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PRÓLOGO


Para dará conocer la vida y escritos de San Agustín sería preciso escribir la historia filosófica y religiosa de los siglos iv y v, porque el rasgo característico del más ilustre de los Padres de la Iglesia latina, que por la inmensidad de sus trabajos sobre sale entre los doctores de la Iglesia, es ser más filósofo que todos ellos; á tal punto, que, de nacer dos siglos antes y en Atenas, en vez de Tagaste, llegara á ser famoso discípulo de Platón y afortunado rival de Plotino. Pero en el siglo IV, y en medio de las luchas de la Iglesia con los gentiles y los cismáticos, la febril actividad de San Agustín no podía quedar satisfecha con rejuvenecer un sistema filosófico, aunque fuera el espiritualista de Platón. El mismo impulso que le llevó del materialismo de Manes á la filosofía de Platón, le echó después en los brazos de Jesucristo para ser cristiano, sacerdote y obispo, y siempre filósofo.

Apenas hay escrito suyo donde mo estén unidas la fe del cristiano y la razón del filósofo; pero en ninguno aparece con tan grande esplendor esta alianza como en su obra maestra, en la célebre Ciudad de Dios, primer tratado de filosofía de la historia, y aun pudiera decil se de la filosofía del cristianismo, donde San Agustín, después de largos años dedicados á pacificar las almas, establece para siempre la unión de la filosofía espiritualista con el dogma cristiano.