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VII
Partieron, dejando á Bituin Lupa, loca, de dolor y llanto.
Se internaron en el bosque, y echaron suertes sobre quién tiraría antes.
Y la suerte le sonrió á Anak Irog.
— Tira! tronó el viejo, colocado á distancia.
Se combó el arcó; y una flecha hendió el aire silbando.
En raudos semicírculos por el aire cayó muerto á los pies del viejo guerrero un lawin.