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Calló la voz, sin qué, ni para qué, y huyó el cantor. Bituin Lupa alzó los ojos suspirando La vieja Tala estaba ante ella sonriendo:

— ¿Quién es, tía Tala?

— El Amor, niña; dicen que se llama Anak Irog; y que en todas partes vá diciendo que te adora.

Calló la chiquilla; luego á vaho de suspiros, murmuró:

— Tia amada, quiero verle; mi corazón se agita...