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tissérie tal. Si no vienes, á las cuatro estaremos en tu casa'.»

—«Me parece hien. ¿Y habrá conseguido algo?»

—«Seguramente. Es imposible que no haya seguido un procedimiento igual al mio. Ha mandado llamar al que le hizo llevar los huesos, y con él se ha ido á la casa en que estaban. Allí ha hecho preguntas, diciendo lo mismo que en la Facultad, más otras cosas que no son de mi resorte.»

—«¿Y despues?»

—«Despues ha resultado que el estudiante de Medicina que olvidó los huesos que él tiene, se llamaba Antonio Lapas.»

—« Pero entónces una parte de su tarea de usted queda realizada por el Doctor Pineal?»

—«Es evidente.»

—«Bien; mas lo que no comprendo es el motivo que le ha llevado á averiguar ese nombre.»

—«La curiosidad.»

—«¿Entónces él sabe algo?»

—«Claro que sabe que ambos esqueletos tienen una complexion semejante, que en ambos la cabeza revela lo mismo, y que en los dos falta la cuarta costilla, y lo sabe porque yo se lo he dicho en la primera visita de la mañana.»

—«¡Acabáramos! Y si usted sabía eso ¿para qué me llamó?»

—«Para que examinara los cráneos.»

—«Pero usted ya los había examinado.»