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No soy supersticioso, ni completamente egoista.
Sentí algo bien definido como una afliccion, pensando en muchas cosas, sobre todo en la injusticia de la suerte, que mata un cráneo tan hermoso, y probablemente tan lleno de cerebro superior, y deja vivos tantos cráneos huecos.
Y al pensar así, observé de pronto que la música del viento volvía á entrar por la ventana y á penetrar por la puerta los rayos alegres de un sol de Invierno.