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lo que ocurrirá.
Los reyes, para evitar que se realizara el triste presagio, prohibieron terminantemente y bajo severísimas penas el empleo del huso en todo el reino, y así lo hicieron saber a todos los súbditos por medio de edictos y pre-
gones, que fueron leídos en todas las villas y lugares. Esto no obstante, cuando la princesa tuvo diez y seis años de edad, llegó un día, recorriéndo las habitaciones del palacio, a una buhardilla que habitaba una anciana que, por desconocer los edictos del rey, estaba hilando con rueca.
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