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algo parecido que ayudaba á sostener un cerco de rama, pude explicarme el caso del siguiente modo:

Entre esas piedras, los indios colocaban ramas paradas, de las muchas especies de plantas y arbustos espinosos que allí abundan, como ser la brea, la rama negra, la roseta, el retamo y aun el algarrobo, etc., que se entrelazan admirablemente, y quizás de esa manera, subiendo la rama y ayudados por palos de cardón, podían unir desde las piedras paradas hasta la pared de pirca y formar asi una porción cubierta que los protejiese del sol y de las lluvias, y donde la familia pudiese reposar.

Porque no es creible que pudiesen techar espacios tan anchos como ser 16 y 6 metros respectivamente, anchura de los edificios á que he hecho ya referencia, no sólo por los grandes tirantes que necesitarían, difíciles de encontrar allí, sino por el trabajo improbo que les hubiese costado el labrar y transportar la madera de algarrobo, única que podía haberles porporcionado tirantes que nunca hubiesen alcanzado esas dimensiones.

Sentada esta hipótesis que me permito exponer á la consideración de mis colegas, dentro de cada edificio cuadrado y con sus costados cubiertos de esta manera, quedaria en el centro un espacio libre, una especie de patio, que la familia aprovecharia para sus faenas cuando no lo impidiesen el sol y la lluvia (fig. 3).

Esas ramadas de dos á dos y medio metros, formando corredor, seguramente siguiendo la misma costumbre aun hoy usada, debía ser cubierta de tierra mojada, la que una vez seca, haría aún más impermeable esas habitaciones.

También es posible que entre esas piedras hubiesen plantado horcones de algarrobo, que sostuvieran tirantes de cardón ó de mismo árbol y techado el todo con rama y tierra, dejando el frente libre hácia el patio central, formando así simples corredores cubiertos, que para atajar los rayos del sol, protegerían con ponchos, etc.


Fig. 4[1]

En cuanto á la división central, bien pudo ser para instalar un simple cerco de rama y separar así á dos fracciones importantes de la familia habitadora de la casa (fig. 4).

En otro de estos edificios cuadrados, con puerta al sur, hallamos en el interior otra pirca como de


  1. Fig. 4. Corte vertical de una casa quilmeña para mostrar la disposición del techo.