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a dichas Escuelas, nos indica la existencia de un mal gravísimo, al que es indispensable poner pronto remedio. Ya en el tercer informe elevado al Ministerio en julio de 1899, hacia presente lo que sigue: «Existen ciertos barrios en los que la pobreza es suma; i en prueba de esto, varios preceptores me han contado que algunos niños, que viven a muchas cuadras de la Escuela, apénas salen a almorzar, vuelven ántes de media hora. La escasez i deficiencia del alimento nos lo demuestra ese estado de Cloro-Anemia que se observa tan a menudo en ellos, i no es exajerado pensar que talvez es un simple pan el almuerzo de estas pobres criaturas».

Para corroborar este aserto, he de agregar que no es un caso aislado lo que me referian en esa fecha algunos maestros, pues últimamente en la Escuela Superior de un populoso barrio una educanda sufrió desmayos a consecuencia de haber ido a sus clases sin tomar desayuno, por lo cual la Directora se apresuró a darla una taza de leche.

Mas estensamente he tratado este punto en el trabajo que sobre la reorganizacion del Servicio Médico Escolar presenté al primer Congreso Médico Latino Americano que se celebró en Santiago en 1901, trabajo en el que decia lo siguiente: «El mas terrible de los enemigos del niño de nuestra Escuela es la miseria fisiolójica; i me voi a permitir detenerme unos cuantos minutos sobre este punto, o sea sobre el temperamento linfático exajerado que se caracteriza por el empobrecimiento jeneral de la economía i que vulgarmente es conocido con el nombre de debilidad.

»Tal estado ha sido perfectamente estudiado por Bouchardat, i se diferencia de la anemia en que en ésta el empobrecimiento afecta principalmente a la sangre; i en la miseria fisiolójica, el entorpecimiento permanente